Hace tiempo… si, hace mucho tiempo, cuando íbamos a la escuela primaria, recuerdo que teníamos una tarjeta llena de cuadritos y cada lunes el maestro nos vendía estampillas de cinco y diez centavos que comprábamos “algunas veces” o cuando se podía y pegábamos en aquella pequeña plantilla cuadriculada.
Ese cartón era nuestra tarjeta de ahorros. Hace tiempo, cuando éramos pequeños, nuestros padres y maestros nos inculcaron el hábito del ahorro.
No podremos tener una economía sólida, si continuamos yendo a la tienda de la esquina en automóvil; si tenemos un abanico de cielo con cuatro luces de cien watts; si dejamos que el agua de la regadera se desperdicie mientras nos enjabonamos; si tiramos el papel periódico a la basura y no permitimos que alguien lo recicle.
No podremos tener una economía sólida cuando nos falta reutilizar los libros, cuando una luz esté encendida innecesariamente, cuando la puerta del “refri” esté mal cerrada; cuando la manguera tira más agua que la que sale por el otro extremo. Cuando gastamos más de lo necesario.
Hace tiempo que alguien quiso enseñarnos a ahorrar, con nosotros quizás no ha funcionado, pero necesitamos enseñar a los futuros mexicanos, no con palabra de mañana o después, sino con el ejemplo del día de hoy. Porque quien tiene cuatro y gasta cinco no ha de menester bolsillo.
La economía es la base de la riqueza. Solo con finanzas sanas podrá existir la prosperidad.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.
