Profr. Salvador Garza Inocencio

Nuestras Cosas

Nuestras Cosas

Profr. Salvador Garza InocencioAyer fue “Día del Telegrafista” y vienen a nuestra memoria algunos recuerdos, como el tic, tic, tic, tac, tic, de ese aparato llamado telégrafo.

Lo escuchábamos muy cerca de nosotros cuando íbamos a la tienda de Doña Elenita en la esquina de Hidalgo y Zaragoza y por Zaragoza hacia el norte donde estaba la talabartería de Don Alfonso Espinosa, allí donde el olor a vaqueta y unas verdaderas obras confeccionadas con piel como: chaparreras, cuartas, sillas de montar; Don Poncho era el esposo de la tía Elena y ellos eran los padres de Raúl.

Un hombre conocido por la seriedad y la serenidad en todos sus actos, pues bien, hace ya años, cuando llegó al pueblo un famoso “huracán” con lluvias intensas y fuertes vientos, las aguas escurrían de las montañas, de esas hermosas montañas que se encuentra al poniente del caserío, allí donde se encontraba aquel pequeño vado que comunicaba al pueblo con el “Ojo de Agua” o como punto de paso hacia Villaldama.

Las aguas bajaban de las montañas, llovió torrencialmente por espacio de muchas horas, el agua brincaba sobre el pequeño vado, la gran avenida del río había tumbado los postes de madera que sostenían las líneas del telégrafo, el pueblo estaba incomunicado y Raúl, como responsable de la oficina telegráfica, se arrojó, se arroja a las aguas del río embravecido para tratar de restablecer el servicio, con tan mala suerte que pierde la vida en el intento; ayer fue “Día del Telegrafista”, y hoy recordamos a este gran hombre llamado Raúl Espinosa Garza.

Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.

Hasta la próxima.