Francisco J. Echazarreta

Los trompos

Lo que el tiempo se llevó

Francisco J. Echazarreta“Échate este trompo a la uña”
(refrán popular)

Había unos trompos Americanos, nos llegaban del vecino país de Estados Unidos de América, con un diseño extraño para los que aquí veíamos. Un molote grande en la cabeza para amarrar la cuerda primero, regordetes, eso si con la punta pulida “rebajada” o trabajada, como que ya de fabrica venían así. Los colores iguales de un solo color y todos uniformes es decir de un solo tamaño estandarizados… tal ves reflejando las costumbres “Anglosajonas” mas… los trompos mexicanos, parecen ser como nuestro país, unos grandes, unos medianos, unos miniatura, al “venderse” todos revueltos en un cajón. … de diferentes tamaños y colores, unos con rayas rojas, azules, amarillas, dándole un colorido folklórico, la cabeza chiquilla y pescuezona a diferencia de los trompos Americanos, la punta picuda y burda… cuando recién comprados los trompos mexicanos,  rascaban mucho en la mano, al bailarlos. Le faltaba uso. Sobre un poste de madera le pegabas y pegabas para pulir la punta… como un consejo de vida, donde te vas dando golpe tras golpe para pulir tu actitud.

Se tenían clasificados…este es “pajita”…este es “chillador”… este lo quiero para dar cancos”…  “La Cuerda” a esta, había que amarrarle una ficha lisa (aplastada) y un nudo en cada extremo, para enredarlo y afianzarlo mejor… luego sin medidas de higiene, te pasabas la cuerda por la boca y la mojabas con saliva, para enredarla al trompo… ya enredada otra vez a la boca mojabas la punta del trompo para lanzarlo, como… sacándole puntería. (Fijación oral)

Había quien, de gran habilidad para bailarlo, lo levantaba con la propia cuerda, o sin que tocara la tierra, lanzándola al aire y jalando la cuerda para caer en la mano.

Aunque había veces, que con tu amiguito, jugabas a los trompos y dabas un “canco” fuerte, pasabas de los “trompos” a las “trompadas”.

La evolución cambia ideas y costumbre para bien… la tecnología ha hecho ver algunos trompos fosforescentes, otros que se bailan con una cremallera de plástico, unos que se iluminan, con focos en su interior… aunque todavía añoramos los trompos de madera con franjas multi-colores que mocosos y descalzos, íbamos a comprar acá Don Ambrosio Solís G. para jugar.