Francisco J. Echazarreta

Un Personaje Inolvidable

Lo que el tiempo se llevó

Francisco J. Echazarreta

Los días de la juventud te van dejando una serie de experiencias gratas y otras no tanto… unas se pasan y pronto se olvidan, y otras que se te quedan grabadas, como esta…

Francisco J. EchazarretaLos días de la juventud te van dejando una serie de experiencias gratas y otras no tanto… unas se pasan y pronto se olvidan, y otras que se te quedan grabadas, como esta…

El calendario marcaba ocho o nueve años después de la mitad del siglo pasado (S. XX) las calles polvorosas del pueblo, te mantenían metido en las casas, ya que el sol canicular elevaba la temperatura.

¡A donde van, nadamas ustedes y los lagartijos andan en la calle!

Dispuestos a ir a correr toda la tarde, motivos había para jugar al sol, le habían traído desde León, Guanajuato un balón profesional de FutBol, a un amigo que vivía frente a la “placita nueva” (Venustiano Carranza), las primeras pelotas que llegaron al pueblo, tenían la característica de tener una cortada, con un tirante o cinta sujetándola y por donde podías meter y sacar la cámara de aire, y un pipote saliente que si lo golpeabas con la cabeza ¡Dios salve la parte!

Decidimos ir hasta el barrio de Bella Vista, donde se encontraba un campo (el primero en el pueblo) justo donde hoy día esta el campo de liga pequeña, tomábamos toda la calle Galeana desde la placita, todo al sur, solares despoblados pasabas Cuauhtemoc, un jacal al fondo, otros enfrente, las radios sonando, XEFB, eran tiempos en que solo los radios eran la distracción del pueblo, ya que la televisión estaba en los comienzos y los hogares carecían de ellos, en la radio, los programas “El Ojo de Vidrio”, las novelas de Don Rosendo Ocañas, las noticias cada media hora, el consejero del aire (Un programa que daba consejos a los matrimonios).

Continuábamos por la calle de Galeana, el restaurante tipo fonda de Don Casimiro Alejandro, la tienda de Don Guadalupe Villarreal (La tienda del pueblo) el Banco de Nuevo León tenia apenas unos años de haber inaugurado, su edificio de corte tipo chalet con una jardinera o masetero por el lado de Galeana.

Al fondo de la calle en la esquina con la de Juárez esta calle se curvea, jacal en la esquina, cerca de palos donde la acequia corre con su agua, y llega a los primeros lugares el río, múltiples piedras grasa de color gris oscuro y porosas te recibían y conforme avanzabas iban apareciendo más. Alguna vez el poeta escribió que el río llevaba

Millones de piedras, sin Historia”…

Aunque estas las piedras grasas si tienen su historia. Unas varas largas llamadas “Jaras” bordeaban el lugar hasta llegar a la subida, esta muy inclinada casi parada, que te dejaba en la casa que fuera del Padre Castañeda y los patios con huertos de naranjos.

Llegamos por fin al parque, algunos nos quedamos en las gradas del parque de béisbol a cambiarnos, mientras otros se adelantaron hasta donde estaba el campo de fut, pronto regresaron con el balón “ponchado” se había clavado una espina, vaya desconsuelo, vaya desilusión, ni modo, alguien dijo:

Nos regresamos por la plaza para ver las cartulinas de los cines”

Regresamos por el vado, ya lo habíamos cruzado cuando una persona en bicicleta, cuerpo robusto, regordete, con una cara blanca rojiza nos pregunta…

¿Quién ganó?

No jugamos

¿Cómo?

Sé poncho la pelota

¿Y ahora?

Pues hay que comprar una cámara.

¿Cuánto vale?

Doce pesos

Bueno… pues tómenlos, cómprenla y vayan a ponérsela para que juegen.

El dueño de la pelota que hasta entonces era el más triste, tomó el dinero y se echó a correr y todos detrás, llenos de gusto por que teníamos el dinero para poder comprar la cámara.

Paco, Paco “Vente güey” me había quedado atónito viendo aquel ángel,

AQUEL SANTA CLOS DEL MES DE JULIO”

Todavía llegué a la subida y volteaba hacia el otro lado de Bella Vista y notaba que aquella persona se había bajado de la bicicleta para subir a pie…

Escenas cristalizadas en mente, las cuales no he podido olvidar.

No vimos ninguna cartulina de los cines, fuimos hasta la calle Escobedo a un negocio de deportes y armamos nuevamente la pelota con una cámara nueva.

Cómo este hecho tan simple hace vibrar las fibras de las emociones en el alma de un niño, ¿Cómo le salió aquel ser tal bondad? De donde resulto este “Mesías” que como aquel que fue crucificado y que amaba a los niños alguna vez mencionó.

¡Dejad que vengan a mí!

MATEO 19:14