Francisco J. Echazarreta

La Placita de la Anexa

Lo que el tiempo se llevó

Francisco J. EchazarretaResulta de que las mañanas del alba temprana había que enfilarlas hacia aquel nuevo centro escolar, orgullo de todos los Sabinenses ya que estaba recién inaugurado (1955-56) el centro escolar José S. Vivanco Primaria, Secundaria y Escuela Normal juntos.

Los primeros años de primaria todo nuevo es cierto, nos hicieron llevar una silla propia de cada casa, por que los bancos todavía no llegaban, el área de descanso o recreo que nos correspondía era en el lado oriente de dicho centro escolar, todo desértico una sola barda allá en el fondo, limitando los desfiladeros que dan al río, más un robusto árbol de comas, ahí por en medio del patio.

Todo el entorno del final de la calle Doctor Coss cruz con la de Degollado, había cambiado radicalmente, ya que de haber sido centros de diversión nocturna, fomentador de vicios y área negra o barrios bajos del pueblo (Antigua zona de tolerancia, quitada de este lugar en 1945) se estaba cambiando todo este entorno a la de un centro escolar para impulso y educación de la juventud Sabinense.

El Profesor Eugenio Solis con su figura regordeta de mediados del siglo XX llegaba en una bicicleta, amarrado su pantalón con el propio calcetín o un aro cromado que le sujetara el holán del pantalón y así no ser mascado por la cadena… peinaba ya canas el maestro y estaba convertido en un hombre culto y mesurado, de mirada tranquila y envolvente, producto de sus mil y una batallas.

Por esos tiempos el director de la Escuela primaria Anexa a la Normal, no era director era… directora y además era una mujer bella, así bella a secas, con la clásica belleza de las Sabinenses de origen y es ahí donde surge los primeros “amores platónicos” en el alma de un niño.

Hasta que por fin una mañana llegó un resbaladero y unos columpios… como los niños y las niñas se resbalaban en el mismo resbalador, hubieron de mandar hacer otro, por que los niños les mirábamos los “chones” a las niñas, al subir las escalerillas, hasta que por 1958… a las maestras se les puso en la de empezar a sembrar árboles en la zona que da al oriente donde topa con la barda, por debajo cruza la acequia, la cual se había canalizado y solo les habían dejado unos registros de rejas para seguridad de nosotros los niños (El túnel de la escuela Anexa) los maestros nos empezaron a mandar, a escarbar pozos sobre de estos terrenos para plantar árboles.

Mil y una fichas de cervezas al hacer los pozos, otra la de saltar a trabes de los registros para caer a la acequia y así poder sacar la cubeta de agua, que aunque estaba agarrada de una cuerda, no faltaba de la vez que se soltara.

Cómo se le graba a uno de niño, sembrar un árbol, (amigo lector si quieres tener un hijo con arraigo, un hijo de raíces en este pueblo, ponlo a hacer un pozo y sembrar un árbol).

Se había hecho un festival (1959) para conseguir fondos para la escuela M. M. García, para la nueva construcción de escuela (La escuela original se había quemado), la cual resultó un éxito, esta vez decidieron hacer un nuevo festival, éste para reunir fondos para la construcción de una placita-jardín al fondo del centro escolar José S. Vivanco (3 de Mayo de 1960).

Los precios: Luneta numerada, cinco pesos; Luneta general, cuatro pesos; y la Galería, tres pesos.

El evento se realizaría al igual que el anterior en el cine Baldazo y el programa abarcaba el maratónico festival de treinta y seis números divididos en dos secciones primero, los bailables donde iban los alumnos de la escuela Anexa, luego un intermedio musical; y en el segundo acto los clubes de servicio y una academia de danza.

Gustaba en participar en estos eventos. Trataba de que el grupo lo hiciera lo mejor posible, con la vista fija en los movimientos de grupo y de que todos éstos salieran acordes al movimiento musical de grupo.

Nunca viendo al publico, nunca viendo a la gente ¿por qué? pues la respuestas pueden ser múltiples, miedo, pánico escénico, temor, nerviosismo, inseguridad pero todo conjugado estaba en la personalidad de niño.   

¿Quienes eran los clubes de servicio? el club Orquídea cuyas participantes fueron: Nelly Larralde, Lilia Garza Morales, Betty Villarreal A., Alicia Morones; o las del club Cachorras Blanca Noemí Larralde, Ma. Elvia y Alicia Morton; y el club Progreso cuyos miembros que actuaron fueron Delfina Durán, Jilma E. Solís M., Lilia Méndez más la academia de Danza dirigida por la Profra, Lilia Baldazo ayudadas de sus alumnas Ma de los Ángeles Ibarra y Perla Larralde.

La maestra de sexto, nos acomodo el baile Michoacano de “Los Viejitos” bailable en el que se utiliza una mascara, mas un bordón. Comenzamos a ensayar. Me salía natural la forma de interpretarlo. Había un momento en que tocaba adelantarme al grupo, haciendo el baile que casi cayera al trastabillarme las piernas como un autentico viejito, arrancaba las risas de todo el publico que se le veía gozoso con nuestra actuación yo volteaba a verlos directamente ¿Por qué? Pues porque traía una mascara.

Al terminar de actuar bajé a la luneta en tercera fila, baje y ni quien notara de la presencia, es decir de que era el que unos minutos antes los había hecho reír a carcajadas solo que aquella máscara protegía mi identidad… como me deja una lección este hecho.

Se puede comprobar con el paso de la vida, el cual es como un escenario en veces actúas en el foro eres el actor donde mil ventanas te juzgan y viven el momento atrapado, luego pasa te vuelves parte de los espectadores y otros son los que actúan, tú los juzgas… Es el teatro de la vida… ahora hoy traigo sobre mi, una máscara de viejo… espero hacerte grato este momento querido lector… ah y de la placita de la Anexa esta se construyó y pasaron y pasaron los años, generación tras generación.