A la señora del cielo nocturno

De Solares y Resolanas

Dicen que la luna más hermosa es la de octubre. En la imaginación infantil es de queso. Para algunos estudiosos, México de origen náhuatl significa “lugar en el ombligo de la luna”. Como es el astro de la noche, evoca metafóricamente la belleza y el amor. Pertenece a los enamorados y seguramente por ello quienes salen de vacaciones después del matrimonio, le llaman luna de miel. Ciertamente es la guía en la noche obscura y el confidente de los bardos, bohemios y enamorados. Es el símbolo del sueño y por su forma es fría, pasiva y receptiva. Representa a la mujer y el Sol al hombre.

Los lunares son manchas obscuras en la piel y se cree que aparecen debido al influjo del satélite. Había tocadores con espejos redondos a lo que llamaban lunetas. La luneta es la platea del teatro, que tiene forma de media luna. Cuentan que en la cara oculta de la luna existen estructuras pertenecientes a civilizaciones extraterrestes ya desaparecidas. Quien tiene un carácter cambiante y no saluda, anda de ganas o sufre desajustes mentales es un lunático, alguien que sufre locura intermitente como las fases de la luna. Hay canciones que nos hablan del toro enamorado por la luna o el sapo cancionero que ve en la luna a su eterno amor. Las embarazadas no deben ver a la luna, pues influye en la marea y en los embarazos.

La palabra Luna designa al nombre del satélite de la Tierra. Tiene su origen etimológico en el griego leukos que significa blanco brillante, de la cual se deriva en latín lucere que tiene que ver con la luz y el brillo. Existen otros nombres que refieren a la Luna con los nombres femeninos de Selene, Delia y Cinthia. Por cierto, los griegos la llamaban Selene.

En realidad es un satélite del planeta Tierra. Es el cuerpo celeste más cercano a la Tierra, situado a 380 mil kilómetros, cuyo diámetro mide 3,476 kilómetros. Ningún otro planeta en el sistema solar tiene un satélite tan grande a comparación con el tamaño de nuestro planeta. Precisamente el centro de gravedad de la luna está en la parte que se está desplazando a la Tierra. En su superficie hay montañas y cráteres. Presenta zonas obscuras que Galileo llamó “mares”. En realidad no tiene agua ni atmósfera.

La Tierra y la Luna tienen la misma edad; unos 4.500 millones de años. Ambas se formaron como resultado de un gran impacto, cuando un cuerpo celeste del tamaño de Marte, colisionó con la joven Tierra, volando material en órbita alrededor de ésta y que se fusionó para formar la Luna. La Luna no gira en torno a la Tierra, sino que la Tierra y la Luna giran en torno al centro de masas de ambos. Sin embargo, al ser la Tierra un cuerpo grande, la gravedad que ejerce sobre la Luna es distinta en cada punto.

Junto con el Sol forman parte de un sistema dual, pues una representa al día y la otra a la noche. En especial porque la Luna no irradia luz propia, más bien es un reflejo del Sol. Hay eclipses lunares y solares. Atraviesa fases diferentes y cambia de forma. Por eso también se le relaciona con la mujer, la dependencia, la periodicidad y la renovación. Su movimiento es cíclico y puede ser creciente y menguante. Por eso es el símbolo de los ritmos biológicos, pues es un astro que nace, crece, decrece y desaparece en el cielo nocturno. Sus fases marcan los ritmos y los ciclos de la vida; controla todos los planos cósmicos regidos por el devenir cíclico, como lo son la lluvia, la fertilidad femenina, la vida vegetal y animal. A la vez, es el símbolo del conocimiento frío, teórico, reflejo discursivo y racional y a veces se le representa la lechuza.

Lunes es un día de la semana dedicado en su honor. Fue el primer reloj de las culturas antiguas: pues gracias a ella fue posible medir sus fases sucesivas y regulares. En las noches de Luna llena se sabía el destino de los hombres después de la muerte y las ceremonias de iniciación. Es como el muerto; durante tres días no aparece. Luego aparece gradualmente hasta obtener su brillo. Además se mueve y por ello también tiene que ver con el tránsito de la vida hacia la muerte. En las noches de Luna llena salen los hombres lobos y los vampiros por eso nos recuerda a contextos tenebrosos.

Así como había dioses solares, hay dioses lunares como Isis, Ishtar, Artemis, Diana, Perséfone y Hermes. La Iglesia se rige por calendario lunar. Los antiguos mexicanos, vieron en ella a la tradición en torno al origen del Quinto Sol. El guerrero elegido para convertirse en el Quinto Sol tuvo miedo de lanzarse al precipicio y por ello, quien debía convertirse en Luna, aprovechó la situación y se convirtió en el Quinto Sol. El otro viendo todo perdido se lanzó y se convirtió en Luna. Pero sin luz y opaco, tomó un cuchillo de obsidiana y se hizo una cicatriz en forma de conejo en la piel. Para lo mexicas, la Luna tiene que ver con la embriaguez, las cosechas y la fertilidad. Es hija del dios Tláloc. En las culturas del noreste mexicano, representaba el ciclo de regeneración y fertilidad de la venada. Para los incas, la Luna es la esposa del dios del Sol. Ellos engendraron a las estrellas. El Sol celoso por la belleza de su amada luna, le echó polvos para obscurecerla.

Curiosamente para las culturas del desierto asiático, está relacionada con lo masculino. Los islámicos llaman a la luna “Qamar” y se le menciona frecuentemente en el Corán. Ellos mantienen dos calendarios, uno lunar para los aspectos religiosos y uno solar para la agricultura. Para los islámicos la media Luna es el símbolo de la resurrección. No es una figura acabada pues difiere de la esfera cerrada. Está abierta y cerrada a la vez. Por eso la relacionan con su religión y en su identidad religiosa y el conocimiento. Quienes difundieron éste símbolo fueron los otomanos. En cambio los hindúes ven en la esfera de la Luna la vía de los ancestros. Para los chinos, ahí vive el conejo que tritura los ingredientes para hacer el elixir de la vida. Es la puerta del cielo como del infierno. La Luna es el yin y el Sol es el yang.

La Luna es el único cuerpo celeste en donde se ha realizado un descenso tripulado. Julio Verne soñó la llegada del hombre a la Luna, cosa que ocurrió el 20 de julio de 1969, cuando alunizaron astronautas de la NASA. Diez años antes los rusos habían intentado llegar hasta ella.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina