El Cañón de Santa Catarina y la Sierra Madre Oriental

De Solares y Resolanas

El atractivo turístico más importante de Santa Catarina es el cañón que llaman de la Huasteca, pero que en realidad se llama de Santa Catarina. El cañón es muy estrecho en su extensión. Su constitución geológica está formada por piedras calizas y pizarras que corresponden al periodo del cretáceo. Las formas tan singulares de las crestas y de los riscos se debe a las lluvias torrenciales que han caído en diferentes épocas, aunado a la erosión causada por el viento y por el agua. El cañón fue utilizado por los naturales de la región como entrada natural y de comunicación con otros sitios localizados en al interior de la Sierra Madre. La abundancia del agua y de la vegetación, hacía del lugar un sitio de belleza incomparable.

Cuando Lucas García se estableció con sus familias en la hacienda de Santa Catalina, se les dio merced de un potrero que además del potencial agropecuario que ofrecía, servía para ofrecer seguridad en caso de guerra para los ganados y para los vecinos; además de la saca de agua que baja de la sierra. En dicha merced se refieren al cañón como la Boca del Potrero de Santa Catarina. Desde la época colonial empezaron a construirse acequias para el servicio de regadío de las huertas de las haciendas de Santa Catarina, San Pedro y Monterrey. Constancias de la época nos dicen que había cuatro: la acequia madre que salía del Potrero, la de arriba llamada de los García, la de en medio, llamada de la Capellanía y la de abajo.

En 1786, Fray Rafael José Verger, segundo obispo de la diócesis de Linares, le compró al padre Alejandro de la Garza, tres cuartas partes del agua de la acequia de en medio o de la Capellanía. Fue conducida a Monterrey por canales especiales, constituyéndose así el primer servicio de agua potable para la Ciudad de Monterrey.

Esto trajo problemas entre los vecinos de Santa Catarina y de San Pedro, pues alegaban que el agua comenzaba a escasear al mandarla a Monterrey. Otra característica que encontramos en los archivos de Monterrey y de Santa Catarina, es que siempre que había peligro por un ataque, ya sea de los naturales o por problemas civiles, la gente siempre se escondía en lugares situados al interior del cañón.

El 27 de marzo de 1896 el Señor José A. Robertson solicitó al gobierno del Estado, el permiso para construir una presa. La intención era construir una cortina que detuviera el torrente acuífero. Lamentablemente en esa obra todos los poblados del interior quedarían incomunicados con Santa Catarina. Contrató ingenieros y geólogos para que hicieran estudios y llegaron a la conclusión de que era más provechoso hacer una galería subterránea.

Por éste cañón pasaron las tropas carrancistas cuando tomaron Monterrey entre abril y mayo de 1914. También pasaron las tropas federales que al mando del General Wilfredo Massieu, quien era el jefe de la guarnición de Monterrey, que habían dejado la plaza a los carrancistas. Posteriormente el Capitán Anacleto Guerrero les dio alcance en el Pajonal donde les capturó 8 cañones y se le rindieron 74 oficiales. También los villistas pasaron por aquí el 16 de mayo de 1914. Después de la batalla de Paredón Coahuila, cruzaron Ramos Arizpe y entraron a la Sierra Madre por el municipio de Arteaga y bajaron por entre los cañones. Todavía hay gente que recuerda cuando uno de los tres bandos incendió el rancho de Placeres.

A mediados de noviembre de 1917, una partida de hombres tanto de Garza García como de Santa Catarina, se organizaron en la entrada del cañón para buscar gente armada que andaba molestando a las poblaciones como Canoas, Pajonal y las Tinajas. En 1943 Pedro Infante participó en la filmación de algunas escenas de la película “Cuando lloran los valientes”. En 1949 se construyó un canal subterráneo a la entrada del cañón para captar las aguas del subsuelo y mandarlo a Monterrey. En 1950 el Dr. Eduardo Aguirre Pequeño junto con el Señor Simón García, construyeron la casa de concreto que está a la izquierda de la llamada Cueva de la Virgen. De ésta casa se ve una panorámica muy bella. De hecho, el Dr. Aguirre Pequeño escribió unos versos el sábado de gloria de 1965 a la imagen que se forma mediante unos juegos de luz y sombra:

Transeúnte detente
Y dirige tu mirada
Al lejano horizonte
Hacia el poniente.

Y en el fondo de eólico agujero
Una sacra figura
Se presenta con los brazos abiertos,
Símbolo de gran amor y de paz
Entre los hombres.

Y al contemplar la mística figura,
Una voz a tu oído te replica
Es la que siempre aconsejó cordura
De evocadora imagen del maestro.

Desde fines del siglo XIX el lugar es concurrido por personas que vienen a pasar un día de campo en los alrededores. Originalmente hacían caravanas de turistas que tenían su punto de reunión en la Plaza de la Purísima o en la Quinta Calderón, de donde salían carretas que los trasladaban al cañón. Una vez que llegaban, la gente disfrutaba la sombra de los árboles que habían crecido a la orilla de las acequias o del Río Santa Catarina. Unos se bañaban en los pozos que se formaban, otros comenzaban a trepar las montañas, otros alquilaban burros y caballos para dar la vuelta. Había un servicio de transporte de carretas a la entrada del cañón y que los paseaba incluso a lugares más alejados de la llamada Garita.

Primero se bañaban las mujeres, luego los varones. En las tardes se hacían bailes todos convivían y compartían los alimentos que habían preparado para el viaje: tortillas de harina, machacado con huevo, dulces de leche o membrillo, etc. La llamada Garita era una recia construcción de piedra que data de mediados del siglo XIX. La hechura es muy similar a la llamada casa de piedra que estaba a un lado del sitio conocido como La Culebra. En la Garita se llevaba el registro de la madera, minerales o animales que salían del cañón.

Actualmente el Cañón de la Huasteca es un lugar que tiene un potencial turístico preponderante. Siempre corre aire, hace sombra tanto en la mañana como en la tarde, en las noches las montañas conforman un bello paisaje. Se está construyendo un teatro al aire libre donde incluso ya se han presentado eventos musicales, sociales y religiosos. Desde hace buen tiempo se tiene el proyecto de hacer un espectáculo de luz y sonido.

Las dos cuevas que dominan sobre la montaña principal le dan su principal fisonomía a todo el entorno y prácticamente y sin temor a equivocarme, le han dado la vuelta al mundo. A la entrada del cañón existe una formación rocosa llamada “la escalera del diablo”, debido a las salientes rocosas que van en línea vertical. Por éste cañón han bajado cíclicamente los torrentes de agua que han inundado a parte de la zona metropolitana.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina