Tamaulipas entre el Nueces y el Bravo

De Solares y Resolanas

El hecho de que Tampico y Matamoros fueran elevados a puertos de altura en 1824 y 1838 respectivamente, propició un intercambio cultural que algunos autores definen de carácter cosmopolita. Tampico influyó mucho hacia el altiplano de San Luis Potosí y la región huasteca, mientras que Matamoros sirvió como puerto para Monterrey y puntos aledaños.

Matamoros llegó a ocupar mucha importancia dentro de contexto regional. Llegó a ser la capital militar de las Provincias Internas de Oriente y ahí despacharon lo mismo Anastacio Bustamante, Felipe de la Garza, José Bernardo Gutiérrez de Lara y Manuel Mier y Terán el que por cierto llegó en 1829 al frente de una comisión que tenía la intención de fijar los límites y analizar la situación de Texas y el noreste. Mier y Terán fue junto con Santa Anna, los triunfadores de la expedición española encabezada por Isidro Barradas para recuperar a México.

También estuvieron en Matamoros como comandantes, Ignacio Mora, Vicente Filizola, Pedro Lemus y Martín Perfecto de Cos. Dicha comandancia operó hasta 1835, para luego formar el ejército del Norte entre los cuales, destacaron como jefes José Urrea, Nicolás Bravo, Mariano Arista, Adrián Woll y Pedro Ampudia. El ejército se disolvió en 1846 con la invasión de los norteamericanos.

Hay que señalar que en ésta época se hicieron proyectos para convertir al río Bravo en ruta de navegación fluvial y las villas del Norte como Reynosa, Camargo, Mier y Guerrero se convirtieron en puertos fluviales. Inclusive el río San Juan también sirvió como ruta de enlace entre China, Ramones y Herreras en el estado de Nuevo León, con los pueblos fronterizos ya descritos. Pero con la incorporación de Texas a los Estados Unidos en 1845, movió la frontera original del río Nueces hasta el Río Bravo. Entonces las villas del Norte se convirtieron en puntos fronterizos, pero también perdieron grandes extensiones territoriales.

La villa de San Agustín de Laredo que estaba en la otra banda del río Bravo pasó a ser de Texas. Entre el Nueces y el Bravo se instalaron poblaciones que dieron origen a varios condados como el de Webb, Cameron, Star, entre otras más y ciudades gemelas como Matamoros-Brownsville que surgió como centro de suministro para el fuerte militar. Frente a Reynosa, Edimburg e Hidalgo, frente a Camargo, Río Grande, frente a Mier, San Pedro de Roma, Guerrero, quedó enfrente de Belville y El Carrizo que cambió su nombre a Zapata en honor al líder separatista Antonio Zapata. Como Laredo fue la única población que se quedó en Texas, del lado mexicano surgió la colonia militar Monterrey que después cambió su nombre a Nuevo Laredo en 1849.

Pero a mediados del siglo XIX, Tamaulipas corrió el riesgo de perder más territorio: Mier pretendió incorporarse a Nuevo León y algunos municipios del sur, junto con la Huasteca potosina y veracruzana, andaban conformando el nuevo estado de la Huasteca o de Iturbide. Si a eso le añadimos el estado de inseguridad que se vivía, provocado por las constantes entradas de filibusteros texanos y de indios bárbaros que mantenían intranquilas a las villas del norte.

Mientras tanto, en los territorios perdidos allende al río Bravo, se forjaron latifundios y emporios agrícolas propiedades de individuos que iniciaron con el abigeato y terminaron como empresarios. Estos formaron guardias que constantemente molestaban a los mexicanos residentes en Texas y en la frontera, argumentando derechos de libre tránsito para perseguir a los indios. A esos guardias se le conocía como “Rangers”.

Para vengar las vejaciones y humillaciones que sufrían los mexicanos residentes en ambos lados de la frontera, en 1859, Juan Nepomuceno Cortina, vecino de Camargo, inició una guerra de baja intensidad contra los texanos que ocasionaban despojos entre la pacífica población. Atacó a varios pueblos de Texas, se escondía en las villas del Norte donde recibía ayuda, fue perseguido por el ejército de los Estados Unidos y por los llamados “rangers” y ocasionó asperezas diplomáticas entre las dos naciones en más de una ocasión, como cuando mató a un comisario de Brownsville o cuando hizo que sus perseguidores llegaran hasta la plaza principal de Reynosa, en donde los vecinos armados los estaban esperando en las azoteas de las casas.

Cortina aprovechó una amnistía y se dedicó al comercio algodonero aprovechando la guerra civil norteamericana e incluso se afilió al imperio de Maximiliano en 1864, para luego entrar en la confrontación de los grupos políticos de Tamaulipas que se opusieron a las políticas centralistas de Benito Juárez.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina