Dr. Antonio Guerrero Aguilar

Los procesos y proyectos de independencia

De Solares y Resolanas

Dr. Antonio Guerrero Aguilar

En los 300 años de dominación española, primero bajo la dinastía de los Habsburgos y luego de los Borbones, hubo intentos de sublevación separatista en la Nueva España…

Dr. Antonio Guerrero AguilarEn los 300 años de dominación española, primero bajo la dinastía de los Habsburgos y luego de los Borbones, hubo intentos de sublevación separatista en la Nueva España. Por ejemplo, la que ocurrió entre 1565 y 1568, cuando cambiaron unas leyes que quitaban privilegios a los descendientes de los conquistadores. En ese tiempo (1563) llegaron de España los tres hijos de Hernán Cortés: dos de ellos llamados Martín, uno era hijo de la Malinche y otro de nombre Luis. Pronto los vieron como idóneos para acaudillar “la conjura de 1565” y fueron aprehendidos y procesados por buscar aparentemente la independencia de la Nueva España.

En realidad, el problema se debió a un conflicto entre los intereses del rey y de los hacendados novohispanos. El rey había solicitado que se pagaran tributos en forma más directa, lo que implicaba más libertad de los indios. El asunto se agudizó cuando en 1564 murió el virrey Luis de Velasco y los descendientes de los primeros conquistadores quisieron participar en la toma de decisiones políticas, por lo que la Real Audiencia mandó aprehender a los hijos de Cortés.

En la historia del México colonial, también figura un personaje separatista con tintes novelescos. Se trata de Guillén de Lamport, nacido en Irlanda en 1615. De joven estudió humanidades en diversas ciudades de Irlanda, Inglaterra y España. Vino a la Nueva España acompañando al Marqués de Villena en 1640.

Pero dos años después, fue encarcelado pues se le acusó de planear la independencia de la Nueva España y de tener deseos de proclamarse como su rey. Estuvo preso 17 años y en ese tiempo estuvo sujeto a procesos con la Inquisición por acusarlo de apóstata, sectario y hereje. Estando en la cárcel escribió su Regio Salterio, supuestamente en pedazos de sábanas y utilizando tinta que hacía con trozos de chocolate y humo. Fue quemado vivo en 1659. Durante su estancia en las masmorras se hizo llamar Lombardo de Guzmán.

Pronto llegaron a la Nueva España, las noticias de que las Trece Colonias habían obtenido su independencia de Inglaterra en 1776 y que en 1789 había caído el absolutismo francés. Proliferaban las ideas de la Ilustración y del enciclopedismo francés y Napoleón Bonaparte marchó hacia la península ibérica para someter a los Borbón de España y a la casa reinante de Portugal, la familia Braganza a principios del siglo XIX.

En la Nueva España había descontentos por diversos motivos: sequías que a la larga trajeron escasez de granos, especialmente del maíz. Había opresión para la clase trabajadora que laboraba en pésimas condiciones ya sea en las minas o en las haciendas. El gobierno virreinal daba privilegios a los peninsulares lo cual trajo el descontento de los criollos, especialmente de hacendados y terratenientes que habitan en el Bajío, considerado en esa época como el granero de la Nueva España.

En 1808, el abogado de la Real Audiencia y síndico del Ayuntamiento de la Ciudad de México, Francisco Primo de Verdad y Juan Francisco de Azcárate, solicitaron al Virrey José de Iturrigaray para que convocara a todos los cabildos de la Nueva España para definir las acciones a seguir, pues se hallaban en cautiverio la familia real debido a la invasión napoléonica.

El manifiesto proponía no seguir a otro gobierno que no fuera de la estirpe de los Borbones, y defender el reino de la Nueva España y no entregar el poder a otro desconocido. Pero esta acción fue considerada como una conjura y pronto el acaudalado comerciante y hacendado, Gabriel Yermo, apoyado por la guardia real y los peninsulares, acudieron al palacio el 15 de septiembre de 1808 y sometieron al Virrey José de Iturrigaray.

El descontento ya estaba generalizado. Es cuando renombrados militares y hacendados de San Miguel y Dolores, inician las reuniones en la casa de los Corregidores de Querétaro.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina