Dr. Antonio Guerrero Aguilar

Los cristos de Nuevo León

De Solares y Resolanas

Dr. Antonio Guerrero Aguilar

En el noreste sobresale la devoción a cristos muy parecidos y relacionados entre sí, venerados en Villa de García, Guadalupe, Linares, Villaldama, Bustamante, Saltillo.

Dr. Antonio Guerrero AguilarEn el noreste sobresale la devoción a cristos muy parecidos y relacionados entre sí, venerados en Villa de García, Guadalupe, Linares, Villaldama, Bustamante, Saltillo. La piedad popular asevera que son hermanitos, pues hasta las fiestas a los mismos coinciden: el 6 de agosto para Saltillo, García y Bustamante y el día 9 para el Señor de la Expiración de Guadalupe. Dicen que los cristos que llegaron a ésta región venían en unas cajas de madera que trasportaban en una recua de burros y que en algún lugar del camino se separaron para llegar al sitio en donde actualmente son venerados. Y que cuando éstos llegaron a las poblaciones, con los hocicos hacían tañer las campanas. Los fieles ya congregados, veían al animal muerto y encima de él la pesada caja con los cristos adentro de ellas.

El cristo que se venera en Guadalupe es uno de los más populares. Se le conoce como el Señor de la Expiración. Cuando llegó a la población, tanto españoles como tlaxcaltecas acudieron al llamado y al no encontrar el dueño del burro, le despojaron la caja, la abrieron y se dieron cuenta de que contenía la devota imagen de un crucificado. Llevaron la imagen al altar para después enterrar al mensajero que les llevó la imagen. Desde entonces se le festeja año con año, con feria en la plaza y celebraciones litúrgicas. En su novenario se le lleva a pasear por los lugares que integran el territorio parroquial.

Es fama de que a veces no quiere salir del templo, pues dicen que quienes lo intentan cargar no pueden con él. O también que cuando escaseaban las lluvias, era llevado hasta la catedral de Monterrey y que en el trayecto la procesión encabezada por la Hermandad del Señor llegaba completamente seca y que en una buena porción de la hoy zona metropolitana caía una pertinaz lluvia.

En Villa de García, está el templo del Señor de la Agonía, sede religiosa de una imagen realizada por manos tlaxcaltecas en caña de maíz de un metro con treinta centímetros, que representa a una imagen del crucificado y que desde fines del siglo XVIII es venerada en dicha población.

En el siglo XIX, el sacerdote del lugar y un ex gobernador, Vital Martínez y Joaquín García respectivamente, mandaron construir un edificio que además sirve como camposanto, pues ahí descansan los restos mortales de dos ex gobernadores de Nuevo León, Joaquín García y Genaro Garza García. El templo es de 1835 y cada 6 de agosto se oficia misa y danzan matachines en su honor. Cuando estaban haciendo una restauración del edificio en la década de 1980, los responsables de la obra localizaron un fino altar de mármol detrás de una pasta gruesa de pintura. Se dijo que los antiguos fieles del lugar lo ocultaron para evitar que los grupos revolucionarios lo dañaran. Desde entonces, el cristo está en su nicho bellamente labrado.

Por su parte, la devoción del Señor de Tlaxcala que se hace en el llamado “Oasis de Nuevo León” también guarda elementos muy interesantes. Bustamante fue poblado por tlaxcaltecas en 1687 con el nombre de San Miguel de la Nueva Tlaxcala. Inmediatamente comenzó la devoción a una imagen, pues se sabe que en 1688, los tlaxcaltecas Bernabé García y su esposa Ana María, consiguieron que el cura párroco del Real de Ramos Salinas, San Luis Potosí, Nicolás de Saldívar, donara la imagen del Santo Cristo para que fuera reparada y donada a esa población.

Para evitar que la imagen les fuera quitada, el entonces obispo de Guadalajara fray Felipe Galindo otorgó un auto de protección en 1700 a favor del matrimonio García. Desde entonces el Señor de Tlaxcala es venerado con todos los oficios y funciones religiosas y civiles en Bustamante, en donde acuden numerosos vecinos del norte del estado y del sur de Texas.

A menos de 15 kilómetros de Bustamante está el antiguo Real de Minas de San Pedro Boca de Leones, actual Villaldama. Ahí en el templo parroquial que originalmente formó parte de un hospicio franciscano que en el siglo XVIII fundara Fray Antonio Margil de Jesús, existe una imagen de un crucificado en tamaño natural propia de un niño y con impresionante realismo. Dicen que el cristo fue realizado con la momia de un franciscano. Otros le llaman “el Cristo del Secreto”, pues se decía que en el antiguo archivo parroquial se guardaba un documento en el que se decía que un franciscano al morir en olor a santidad y que era muy devoto de la crucificción del Señor, donó su cuerpo para que sirviera de base para la imagen. Otros dicen que en el interior del cristo está un testamento de un donante y que en el mismo relata la existencia de un tesoro escondido, pero también tiene la maldición de quien intente sacarlo, se condenará al fuego eterno.

En la antigua estación del Potrero, también de Villaldama, está la imagen de un cristo venerado por los inmigrantes de origen centro americano que pasan por el lugar, a quien guardan especial respeto y devoción. El cristo también de hechura similar al resto, tiene en su tórax un corazón que se activa con un especie de resorte que lo hace mover. Da la impresión de que palpita. Dicen que ese cristo estaba en la Hacienda de Mamulique en Salinas Victoria. Ahí los nuevos propietarios decidieron deshacerse de él y se lo dieron a un carretonero que lo llevó al Potrero de Villaldama, éste se lo dio a un vecino que le construyó una pequeña capilla.

Cuentan que una ocasión, unos hondureños que iban rumbo a Texas, cansados, con hambre e incluso hasta heridos, pasaban la noche debajo de un puente que se forma entre las vías de ferrocarril. Fue cuando se les apareció un viejito que les dijo que más adelante encontrarían ayuda. Al día siguiente llegaron a la capilla en donde vieron al cristo y lo identificaron con la persona que se les había aparecido en la noche anterior.

Conviene también explicar la historia del Santo Cristo de Saltillo. Esta se venera desde 1608, cuando el señor Santos Rojo la adquirió en la feria de Jalapa en Veracruz. Fue llevada originalmente a la Capilla de las Animas y desde 1672 se le llevó a la capilla anexa al templo parroquial de Santiago Apóstol, que es la actual Catedral de Saltillo.

Antonio Guerrero Aguilar

Cronista de la Ciudad de Santa Catarina