Dr. Antonio Guerrero Aguilar

El Solsticio de Verano y la Noche de San Juan

De Solares y Resolanas

Dr. Antonio Guerrero Aguilar

Como ya habíamos tratado en otros artículos, muchas festividades religiosas tienen su origen en festividades paganas, que en los inicios de nuestra era cristiana fueron actualizadas desde el punto de vista cristiano para evitar supersticiones y creencias erróneas en torno a los principios de los tiempos.

Dr. Antonio Guerrero AguilarComo ya habíamos tratado en otros artículos, muchas festividades religiosas tienen su origen en festividades paganas, que en los inicios de nuestra era cristiana fueron actualizadas desde el punto de vista cristiano para evitar supersticiones y creencias erróneas en torno a los principios de los tiempos.

Una de ellas es la fiesta de San Juan El Bautista, el primo hermano de Jesús, hijo del anciano Zacarías y de Isabel. Cuando María fue a visitar a su prima Isabel, ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo. Para los antiguos, el solsticio de verano era la puerta de los hombres y el solsticio de invierno era la puerta de los dioses. En la noche del solsticio de verano, los protagonistas son San Juan el Bautista y el Sol, que sale bailando prácticamente de la obscuridad.

Regularmente a los santos se les festeja el día de su muerte, pero al único que se conmemora el día de su nacimiento es a Juan el Bautista, porque fue bendecido en el vientre de su madre Isabel. Y porque al llegar, las profecías de la Redención y de la venida del Mesías estaban cerca.

Zacarías había perdido la voz por dudar del embarazo de Isabel que el Arcángel Gabriel le había dicho. Por eso cuando nació el niño recuperó la voz y le preguntaron como quería que le llamaran dijo que “Juan” y que significa en hebreo “Yahvé es bueno. Y entonó un himno de amor y agradecimiento que es el Benedictus y con mucha alegría mandó hacer unas hogueras para que todos se dieran cuenta del prodigio. Cuando siglos después se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su aura mágica de los principios de los tiempos.

Dicen que en este día las puertas invisibles se abren de par en par y los espejos nos llevan a otras dimensiones: se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados; se liberan de sus prisiones y ataduras los cautivos de un embrujo o maldición; salen las hadas del bosque a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna; las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y en cambio, es un buen día para recolectar plantas medicinales en el campo; los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo.

Las gentes salían a jugar con el agua de las acequias, de los manantiales y de los ríos.

En definitiva, la atmósfera se carga de un aliento sobrenatural que impregna cada lugar mágico del planeta. Esta noche se abre la puerta que nos introduce al conocimiento del futuro y a las dimensiones mágicas de la realidad. Es la noche en que los entierros arden, el Diablo anda suelto y los campos son bendecidos por el Bautista.

Los que festejan la noche de San Juan piden alimento y de ahí viene al estribillo que conocemos. Algunos piensan que si después de las 12 de la noche se ve un gato de color negro, será el resto del año de mala suerte.

El día del Solsticio de Verano es el día más largo del año y es una celebración tan antigua cuyo origen se diluye en el principio de los tiempos, pero también es una fecha que indica que debemos guardar cosas para el otoño y el invierno. El 21 de junio se celebra en el hemisferio norte, el día más largo del año.

En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de ésta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

Los pueblos de la antigüedad se dieron cuenta de que en determinada época del año el Sol se mueve desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer. A estos días extremos en la posición del Sol se les llamó Solsticios de Invierno y Verano, los cuales ocurren los días diciembre 21 y junio 21 respectivamente. Y hoy comienza el verano.

Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina