Señor

Balbuceos

Señor he tenido por siempre
el pan que tu me das,
la salud que merezco lisonjero
para vivir: el suficiente dinero
sin ser poco, ni ser mucho
solo el que sea menester.

Una esposa diligente y amorosa
unos hijos cariñosos y tiernos
unos nietos hermosos retoños
que serán frutos maduros
que endulzarán nuestra existencia final.

¿Qué más pedirte yo osare
en el tramo de camino por recorrer?
la sombra de tu mano bienhechora
el dolor fugar de última hora
y el placer de poderte ver.

Santos Noé