El día 15 del pasado mes de Diciembre el Presidente Felipe Calderón envió al Senado un decálogo de reforma política, en la que, entre otras cosas, propone la reelección de Alcaldes, jefes delegacionales y legisladores hasta por 12 años, y también establecer la segunda vuelta en la elección presidencial.
El día 15 del pasado mes de Diciembre el Presidente Felipe Calderón envió al Senado un decálogo de reforma política, en la que, entre otras cosas, propone la reelección de Alcaldes, jefes delegacionales y legisladores hasta por 12 años, y también establecer la segunda vuelta en la elección presidencial.
Así mismo, propone reducir el Congreso de 128 a 96 Senadores y de 500 a 400 Diputados y crear candidaturas independientes.
La propuesta de que se permita la reelección de Alcaldes y legisladores federales hasta por 12 años no acaba de convencer, pues, viendo la manera en que estos funcionarios desempeñan su tarea se antoja demasiado el tiempo que estarían al frente del cargo, al punto de que nos podría parecer una eternidad.
Y si a eso agregamos el férreo control que, a través de prebendas y concesiones, llegan a tener algunos munícipes, ya podemos imaginarnos que buscarían eternizarse en el poder, sacándole todo el jugo posible y heredándolo luego a familiares o incondicionales.
En lo que respecta a reducir el número de Senadores y Diputados, la medida parece positiva, pues por un lado, podría facilitar el trabajo en ambas Cámaras (aunque en realidad es aventurado asegurarlo), amén de que ello le daría un respiro al erario.
En este último punto hay quienes consideran que el recorte debería ser mayor en ambas Cámaras, aunque lo propuesto sería un buen principio.
Total, las cartas están sobre la mesa; resta ver cómo las mueven los “jugadores”, aunque no sería muy errado pensar que cada quien buscaría llevar agua a su molino conforme a su conveniencia y muy particulares intereses.
